En
el actual territorio de El Salvador existían habitantes muchísimos años previo
al proceso de conquista española, la participación española en la transformación
de la actual morfología centroamericana, tuvo que someter, controlar, usar y
explotar a aquellos pueblos que originalmente se asentaban en el actual territorio
salvadoreño, dichos grupos étnicos antes del periodo de conquista son varios,
estando entre los principales y que más protagonismo sostuvieron en el papel de
resistencia, los Pipiles, Lencas y Mayas entre otros grupos minoritarios que
habitaban en los alrededores de la entonces villa principal que era el “Señorío
de Cuscatlán”. Eso sumado a la diversidad racial de los migrantes que ocuparon
a los españoles en el proceso de conquista y establecimiento de provincias en la
región, da como resultado una nación con diversidad abundante tanto a nivel
racial, como de costumbres y tradiciones, más enmarcadas en las costumbres
religiosas que dichos individuos realizaban para mantener su esencia y recuerdo
del lugar de origen, así como también a nivel más cultural.
Nacimiento de nación.
El
proceso de formación como nación se vio envuelto en conflictos bélicos de
cierto grado y de importancia para comprender mejor la mentalidad que haría eco
incluso hasta nuestros días, en 1821 se dio la independencia de España, al año
siguiente se trató de imponer la unificación con el actual México a lo que se
tuvo negativa de parte de los dirigentes de nuestra nación, ello conllevó a
tropas de Guatemala a invadir el país para lograr convencer de la adhesión a
México, tras una serie de acontecimientos que se ocuparon en la nación mexicana
y la destitución de varios dirigentes, se tuvo el diálogo de líderes
centroamericanos para formar Las “Provincias Unidas Centroamericanas”, que
finalmente tuvo su disolución para 1838 dejando pequeños países independientes
que debían buscar su progreso aisladamente y no usando toda la dinámica que una
nación unificada por los cinco países centroamericanos representaría a nivel
mundial, la nación tuvo que enfocarse en las producciones agrícolas que eran
rentables para ese entonces, permitiendo el crecimiento de hacendados y
personas que por diferentes razones e influencias tenían cierta cuota de poder,
a ello se le suma nuestra participación en la alianza que componían Honduras,
Guatemala y nuestro país, para el apoyo a la no invasión en Nicaragua
perpetrada por ciertas entidades de poder norteamericanas que buscaban
establecer un canal interoceánico usando el ya natural rio San Juan, eso para
finales de 1856.
Después de estos hechos se tiene el registro de la rebelión
originada en la ciudad de Santa Ana, conocida como la revolución de los 44,
conflicto bélico a nivel interno nacional que culminó con la destitución del
entonces presidente de la república y que había presentado políticas erradas y
que no aportaron al desarrollo de la nación, el nuevo régimen establecido era de
carácter democrático, para su continuidad se logró equilibrar la deuda exterior
del país, incrementar el comercio exterior, implantar un sistema de sanidad con
el funcionamiento del hospital Rosales, incremento de la educación, trajeron la
primera imprenta de El Salvador, y rindieron homenaje a los próceres de la
independencia estableciendo asimismo una estatua en homenaje al capitán general
Gerardo Barrios aún visible frente a la Catedral Metropolitana. Posteriormente
se tiene el registro, a nivel internacional, del conflicto bélico suscitado con
Honduras que tuvo causas te índole territorial y por el desarrollo de ciertos
cultivos de los cuales dependían ambas naciones, fue denominado erróneamente la
causa de esa guerra un insignificante partido de fútbol llevado a cabo entre
ambas naciones, el conflicto duro solamente 4 días aproximadamente y se tiene
de recuerdo una de las principales arterias de la capital salvadoreña en honor
a quienes murieron en dicho combate (Boulevard de los Héroes), es decir, se
tiene como referencia cotidiana y de ubicación geográfica, un recuerdo de
guerra, guerra que como siempre, es motivada por intereses mezquinos y que son
de cierto grupo social que tiene y tenía para ese tiempo el control de la
política nacional.
Ya para finales del siglo pasado se tiene el registro de la
guerra civil salvadoreña que fue provocada o causada por la injusticia social
imperante para esos años y que desató el conflicto bélico entre la guerrilla y
la fuerza armada nacional, ese conflicto tuvo como resultado directo la
formación de institución política de corte “socialista” cuyas bases ideológicas
suponían una alternativa real para los intereses de las personas con menores
recursos monetarios, dicho partido tiene las últimas dos gestiones
presidenciales del país, aunque los resultados esperados no han sido realmente
óptimos y en favor de todos aquellos salvadoreños que sacrificaron sus vidas en
pro de ellos en la lucha.
Esos
son los hechos más relevantes que se han vivido históricamente como nación, y
que han moldeado la geografía actual del país, así como su composición social y
demográfica. Puede observarse como el conflicto ha sido una característica
presente a lo largo de la conformación como nación, y que de una u otra manera
se tiene presente en el consciente histórico que forma parte de la mentalidad
de cada uno de los individuos miembros de nuestra nación.
Aspectos morales en la mentalidad
salvadoreña.
En
el marco de los aspectos morales que se imponen a la forma de pensar de cada
individuo, el aspecto sexual se abordara de la dialéctica contenida en el
carácter sexual y muy bien descrito, explicado y expuesto en “Tótem y Tabú” de
Sigmund Freud, y como el carácter de prohibición juega un papel importante en
la construcción psicológica de un ser integro para el cual, la vida es completa
y no tiene frustraciones de deseos no cumplidos.
El
tabú histórico impreso en el imaginario colectivo con mayor presencia en la
totalidad de la nación, es de tipo económico enmarcado en las oportunidades y
desigualdades respecto al desarrollo y crecimiento personal, es el de la
familia, es decir, el individuo salvadoreño no logra desligarse a nivel funcional
de la familia progenitora, se vive en los salvadoreños que migran ya sea legal
o ilegalmente hacia EEUU, están al total pendiente de la familia e invierten
muy buena parte de sus salarios normales en aquellos familiares que no han
tenido la oportunidad de migrar y ganarse la vida de manera adecuada en el país
del norte. Es así como el salvadoreño promedio tiene ese sesgo de desarrollo en
su pensamiento, así también se tiene como tabú diversos aspectos referentes a
las libertades individuales, son aspectos que se configuran socialmente como
prohibidos y que son respetados a nivel popular, como lo es la no confrontación
con los aspectos religiosos y el mantener el respeto a todos los actos
involucrados al respecto, aun y cuando no se practique determinada religión, se
le da el visto bueno a una práctica enmarcada en el ámbito religioso. Es un
aspecto presente en su cotidianeidad y que forma parte de la mentalidad del
mayor número de salvadoreños.
De
los aspectos descritos se tiene que, la presencia de violencia y conflicto como
parte de la naturaleza de nuestro ser social, sumado a nuestro enfoque en la
religiosidad y anteponer el respeto tanto de las reglas morales religiosas como
de las ideas y designios institucionalizados por la iglesia, da como resultado
un ambiente de intolerancia e inoportunidad para pensamientos diferentes, que
vayan en contra incluso de los estatutos religiosos, estatutos que suelen ser
defendidos con conductas violentas, así como son tratadas la mayoría de
situaciones que nos ocupan diariamente como salvadoreños, tenemos presente en
nuestra mentalidad la aceptabilidad de presentar violencia ante uno u otro
problema, dificultad o complicación que se nos presente en la vida, y si es por
defender lo sagrado que representa la religión, se justifica automáticamente.
Respecto entonces a la mentalidad del salvadoreño promedio tenemos entonces a
un sujeto que tiene arraigado en su ser y en su pensamiento el llevar a su
familia adelante, no solo a sus padres y hermanos, sino a todo aquel individuo
con el que se perciba ligado en algún grado de consanguineidad, con mayor
ímpetu si se le presenta una oportunidad de crecimiento como lo es la migración
a países más desarrollados y sus familiares no han tenido dicha oportunidad.
Así
también su manera de reacción ante una u otra dificultad no se restringirá a
usar violencia porque lo ha percibido como una normalidad dicho comportamiento,
así mismo en el aspecto sexual, que es tan importante para el desarrollo de
personalidad y el adecuado tratamiento psicológico de la persona, se tiene a un
sujeto que por temor a la violación de los principios religiosos que dictan que
acciones son buenas o no en el marco sexual, se cohibirá y no se expresará
según su deseo personal, esto conlleva una carga de frustración que se libera
en los otros rubros de la vida del individuo, como la liberación suele
necesitarse de manera urgente, una manera de emularla es siendo violento e
intolerante ante cualquier situación que se presente en el diario vivir.
Eso
suma más a la cantidad de altercados violentos que vive actualmente nuestra
sociedad salvadoreña. Dado que la mejor forma de control de cualquier
pensamiento o deseo de cualquier tipo es la exposición o prueba para lograr
controlar el pensamiento y dejar de reprimir los deseos por parte los
individuos, se tiene presente una mayor dificultad dado el carácter religioso
impreso en la mentalidad del salvadoreño, tomemos específicamente el fenómeno de
la homosexualidad en nuestra sociedad, la prueba para controlarla no llega a
darse bajo ningún medio, por lo que el individuo frustrado emula su no
satisfacción, con conductas violentas e incluso tratando de enfocarse en lo
contrario o lo opuesto, es decir, no puede tener relaciones homosexuales, busca
satisfacer esa frustración procurando tener muchas mujeres en su vida, en el
caso de los hombres. Esa liberación conlleva una cantidad alta de matrimonios
mal logrados y el denominador común que se tiene del salvadoreño mujeriego y
falto de satisfacción.
En
cuanto al comportamiento social actual presente en la mayoría de personas en el
país, se tiene como característica conductual de parte del común, el hecho de
manifestarse prioritario en toda situación colectiva, evidencia de ello es el
“desorden” que impera en nosotros, por ejemplo, al momento de tomar una unidad
de transporte colectivo, donde la aglomeración y la lucha por ser el primero en
subir, es lo que más resalta, lo que denota una tremenda improvisación producto
de horarios ajustados y prisas que son un común denominador en todos los
sujetos, misma aglomeración con carácter diferente, se puede observar en el
transporte individual en carretera, es decir, el desorden e improvisación sujeto
a la prisa, es producto de horarios mal ajustados y sobre-posición de los
intereses de cada uno ante los demás, por lo que se tiene el caos vehicular
actual y la gran cantidad de accidentes de tránsito registrados en nuestro
diario desempeño como nación. Es en sí, una mala planificación personal en
cuanto a horarios, que produce la improvisación usada para tratar de salir con
todos los menesteres que nos ocupen a tiempo como si se hubiese planificado
mejor, es una mentalidad presente en todas y cada una de las acciones que nos
ocupan como salvadoreños y cuya evidencia más tangible se presenta en el
transporte, tanto individual como en el público, lo que podría inferirse que es
una consecuencia directa de nuestra tendencia y aceptación del conflicto como
parte normal de la vida, sumado a la sobrepoblación presente en el territorio,
así como también a la centralización de procesos, que solo pueden ser llevados
a cabo en determinada institución que tiene única sede en la capital.
Concluyendo un poco...
En
conclusión se puede decir que la mentalidad salvadoreña es una amalgama que
toma con total naturalidad la violencia y tiene, como parte de sus principios,
que el uso de la violencia y el conflicto es perfectamente normal para la
resolución o desarrollo de la sociedad, así también teniendo presente una
importancia desmedida por el carácter religioso y sagrado, y cómo éste no puede
ser violentado ni cambiado en ninguna circunstancia, se tiene una sociedad
religiosa conflictiva, que anteponiendo lo bíblicamente correcto, permite el
incremento de individuos frustrados cuya sexualidad no ha sido emulada de
manera adecuada y que van a infringir daños o desequilibrios sociales como
simple búsqueda de escape a su frustración. Esos aspectos sumados a la
responsabilidad imaginada que el individuo promedio tiene en su consciente
respecto a su familia, incluso para aquellos que no son directamente
consanguíneos de él, da como resultado una
falta de individualidad y desligue presente en la actual sociedad salvadoreña,
se sigue apegado de forma compulsiva al núcleo familiar y dichos familiares
tienen incidencia importante en decisiones que corresponderían solamente al
individuo y no así a la familia. Dicha necesidad colectiva de resguardo por la emulación
del nucleo familiar y todo lo que conlleva sentimentalmente ese grupo social, da
como resultado el fanatismo, sobre todo en grupos ideológico y cuyos
principales fundadores o activistas tienen presente el uso de la persona
activista como mejor les convenga a sus intereses, que no siempre van en línea
o directamente ligados a los principios ideológicos en los que se construyó el
grupo social.
En
la mentalidad salvadoreña se tiene presente el ideal de construcción de fe o
dedicación completa e integra a determinados motivos que se presenten
“astrales” o muy ideales, lo que da como resultado el tremendo fanatismo que se
vive en nuestra nación, ya sea respecto a grupos políticos o cualquier idea
presentada como fantástica y vendida como popular, a eso se le suma la
reactividad de los individuos, quienes no meditan en el uso de violencia o
agresiones para cumplir determinado objetivo, dando como resultado una sociedad
presta al manejo y donde un determinado grupo social con ideas planteadas como
fantásticas y fuera de nuestra concepción normal, podrá manejar a buena parte
de la población para que hagan lo que mejor le resulte, esto da como
consecuencia directa los niveles de explotación y el no reclamo o rechazo por
parte de aquellos que están siendo abusados, incluso en sus derechos más
básicos, se permite el abuso, siempre y cuando sea en pro de una idea tan
espectacular como lo es la religiosa, sin meditar en los beneficios o
consecuencias directas de la acción, ni tampoco cual es el beneficio que se
obtiene, ni quien lo obtiene directamente, conformando una sociedad poco
meditativa a quien puede explotársele con facilidad sabiendo llegar a sus
deseos de unidad e integración que se tiene como resultado de la frustración y
el no desarrollo individual.