miércoles, 13 de mayo de 2020

Ensayo Sobre la Lucidez.


En estas breves letras vengo a tratar de analizar y explorar un poco más a detalle lo causado en mí por la lectura de esta obra de nuestro genial José Saramago; por lo tanto se hace la advertencia de spoiler y de transcripciones breves de la obra, sin embargo, el objetivo principal es el abordaje de la temática tratada en la obra de una manera integral y así mismo tratando de aplicarla al hoy de nuestra sociedad latinoamericana, así como también tratando de adjudicar ciertos significados o perfiles filosóficos presentes en la narración, que quizá sean pecado de alcance en mi, pero fue lo que se produjo después de la lectura.

Cuando nacemos, cuando entramos en este mundo, —es como si firmásemos un pacto para toda la vida—, pero puede suceder que un día tengamos que preguntarnos “¿Quién ha firmado esto por mí?” yo me lo he preguntado y la respuesta es este papel.

“Ensayo sobre la lucidez” se desarrolla en la ciudad que años previos había padecido de la “ceguera blanca”; temática, drama y desarrollo narrado en “el ensayo sobre la ceguera” de este mismo autor, ahora la ciudad ya ha recuperado el ritmo “normal” de la vida cotidiana y todas las dinámicas sociales que ocupan a todas y cualquier ciudad a nivel mundial; narra la ejecución de un evento político, las elecciones municipales, en las que la población se expresa con una nulidad de votos de más del 80%, —el voto en blanco—, que evoca una ausencia real de opciones por las que la población pueda decantarse en los comicios correspondientes, por ende es una forma de protesta pacífica pero efectiva, los comicios electorales se repiten una semana después buscando la corrección del fenómeno, dado que el día de los comicios se habían dado fenómenos naturales a los que se les estaba echando la culpa de la nulidad de votos, pero los resultados se repiten y el porcentaje de “voto en blanco” aumenta en lugar de disminuir, llega al 83% y el restante 17% está dividido en el partido oficial en el gobierno central y una opción democrática que es como la sombra de este, —o se da la idea de que los principios fundamentales de ambos partidos no discrepan en esencia y se mantienen—; el porcentaje mínimo de los pocos votos efectivos son para el partido opositor revolucionario de izquierda, el autor a mi ver, trata de dar la idea de que los que se oponen son pocos, sin embargo, deberíamos leer total oposición en la votación en blanco, porque quiere decir que ni siquiera la supuesta oposición, es una opción viable para gestar la dirección de determinado cargo público.

He aprendido en este oficio que los que mandan no sólo no se detienen ante lo que nosotros llamamos absurdos, sino que se sirven de ellos para entorpecer la consciencia y aniquilar la razón.

Al respecto de esto y en una narración totalmente personal, durante las últimas elecciones y los diferentes eventos electorales que se vienen dando desde hace más o menos 10 años, siempre he optado por anular mi voto, yo lo había visto como protesta que debería impulsar el renunciar a todos los agentes políticos actuales y dar paso a gente nueva realmente, sin embargo, el porcentaje de ese fenómeno no es alto como en la novela que nos ocupa, siempre me sentí bien ejecutando esa dinámica de no votar por nadie, porque así el gobierno no me representaba, por lo tanto sus decisiones no eran eco de mis deseos, necesidades y enfoques nacionales; sin embargo, para la última elección en la que ganó el primer presidente millenial que se tiene en la región centroamericana, opté por darle el voto al partido de izquierda, tratando de colaborar dando peso a una de las opciones del otro lado de la balanza, fue el menos votado y las ultimas intervenciones de ese partido a nivel de asamblea legislativa deja todavía en peor estado de opinión el papel que hasta mediados de la década anterior se suponía que habían desempeñado. Triste. Pero al menos ese egocéntrico, autoritario, tonto e incapaz millenial no me representa.

En realidad sí me gustaría ver la reacción que una nulidad de votos haría en determinada sociedad, hasta el momento no he investigado al respecto, pero estaba pensando en nuestro país, y creo que no haría el efecto buscado con la nulidad, es probable que los resultados de poco porcentaje de población dieran un veredicto de dirección efectivo, deberían de anularse la representación del gobierno por un fenómeno así y buscar alternativas viables, debería de dar la idea de una anarquía, que es utópica, pero que sería ideal: en la que las leyes fueran organizadas y revisadas por absolutamente todos puntualmente, es una ideal un poco tonto quizá, pero me gustaría experimentarle en alguna medida algún día.

Sí, somos como un pez enganchado al anzuelo, nos agitamos, tratamos de desprendernos, damos tirones del hilo, pero no conseguimos comprender por qué un simple pedazo de alambre curvado ha sido capaz de prendernos y mantenernos presos, quizá nos soltemos, no digo que no, pero nos arriesgamos a que el anzuelo se nos quede atravesado

Como sea, ya ven que el fenómeno no es popular, es decir, no somos la mayoría los que buscamos la nulidad de representación por parte de los agentes políticos, entonces eso mismo se narra en la novela, que un fenómeno así debería ser organizado y orquestado, no es una decisión personal de todos los ciudadanos, sino que alguien tuvo que buscar que esos fueran los resultados, entonces ese alguien debe tener objetivos oscuros o al menos particulares que deben de tenerse en cuenta y buscar eliminarse; porque es un fenómeno que no se debe dar de forma natural.

En este punto de la novela, me gustaría detenerme para hacer énfasis y notar el título de nuestra novela, que hace referencia a la lucidez, que puede entenderse de diversas maneras y con niveles de alcance bastante importantes, por lo tanto me aboco a la definición de lucidez, como el alcance de visión que es transcendental, esa facilidad o genialidad de observar algo con tanta claridad que se nos hace fácil tomar las decisiones correctas, nos hace ver mucho más allá de lo que regularmente podríamos alcanzar a ver, entonces el resultado de ello, de la lucidez, es que la mayor parte de las personas anulen su voto, vieron más allá y no tenían opción viable en la elección, por ello votaron nulo. Esa es la lectura que yo esperaría que se le diera a un fenómeno de nulidad, pero en el caso particular del actual gobierno de El Salvador, tenemos un efecto parecido, el % de votantes fue de 50% más o menos, es decir, el presidente representa a la mita de la población no a todos, eso debería de dar paso a una investigación y tratar de buscar por qué la mitad de la gente no ejecutó su derecho al voto, —pero no—, no se tuvo el enfoque de abordar ese fenómeno de ausencia de votantes, que debería de ser algo parecido al voto nulo, por eso es que la efectividad de la nulidad de voto hace dudar de sus resultados reales. Nuestras instituciones democráticas, en toda Latinoamérica quizá, carecen de verdadero sentido.

Sigamos con la novela, en ella sí se plantea que todo apunta que hay un agente queriendo causar esa nulidad de votos, por lo que se buscan todas las alternativas probables y se culpa a la única chica que no quedó ciega hace cuatro años y a ella se culpa y se elimina, no daré más detalle para que la trama al menos si la lean interesante cuando vayan a leer la obra, pero importante en esta parte es destacar como el autor, refiriéndose a un fenómeno como la decisión de votar nulo, hace referencia a que debe ser algo orquestado, y que como humanidad no podríamos tomar esa decisión a nivel personal e individual; eso hace referencia a nuestra facilidad de manipulación o seducción para ese tipo de decisiones gubernamentales.

Yo anulo mi voto, pero así como para la última elección presidencial que no lo anulé, hay mucha gente que por temor perenne de no dar oportunidad al opuesto, no anula su voto y se lo da al “menos malo” lo cual es un atentado también para la democracia pura, porque no deberíamos elegir al menos malo de todas las opciones, sino que deberíamos buscar el saneamiento de esas opciones y que hubiesen opciones reales buenas, sin embargo, caemos de nuevo en el fenómeno de la obra de los partidos viables que se hacían supuesta competencia haciendo al final exactamente las mismas dinámicas para con la población y la oposición con poco % porque son los revolucionarios, en el caso particular de El Salvador, la derecha y la izquierda, —midiendo resultados—, actuaron de la misma manera, y el millenial en las últimas semanas ha demostrado que lleva exactamente el mismo camino, incluso peor, por lo que urge una lucidez en nuestras poblaciones latinoamericanas y el cambio de sistema para la dirección de nuestros países.

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