En estas breves letras vengo a tratar de
analizar y explorar un poco más a detalle lo causado en mí por la lectura de
esta obra de nuestro genial José Saramago; por lo tanto se hace la advertencia
de spoiler y de transcripciones breves de la obra, sin embargo, el objetivo principal
es el abordaje de la temática tratada en la obra de una manera integral y así mismo
tratando de aplicarla al hoy de nuestra sociedad latinoamericana, así como también
tratando de adjudicar ciertos significados o perfiles filosóficos presentes en
la narración, que quizá sean pecado de alcance en mi, pero fue lo que se produjo
después de la lectura.
Cuando nacemos, cuando
entramos en este mundo, —es como si firmásemos un pacto para toda la vida—,
pero puede suceder que un día tengamos que preguntarnos “¿Quién ha firmado esto
por mí?” yo me lo he preguntado y la respuesta es este papel.
“Ensayo sobre la lucidez” se desarrolla
en la ciudad que años previos había padecido de la “ceguera blanca”; temática,
drama y desarrollo narrado en “el ensayo sobre la ceguera” de este mismo autor,
ahora la ciudad ya ha recuperado el ritmo “normal” de la vida cotidiana y todas
las dinámicas sociales que ocupan a todas y cualquier ciudad a nivel mundial; narra
la ejecución de un evento político, las elecciones municipales, en las que la población
se expresa con una nulidad de votos de más del 80%, —el voto en blanco—, que
evoca una ausencia real de opciones por las que la población pueda decantarse
en los comicios correspondientes, por ende es una forma de protesta pacífica
pero efectiva, los comicios electorales se repiten una semana después buscando
la corrección del fenómeno, dado que el día de los comicios se habían dado fenómenos
naturales a los que se les estaba echando la culpa de la nulidad de votos, pero
los resultados se repiten y el porcentaje de “voto en blanco” aumenta en lugar
de disminuir, llega al 83% y el restante 17% está dividido en el partido oficial
en el gobierno central y una opción democrática que es como la sombra de este, —o
se da la idea de que los principios fundamentales de ambos partidos no
discrepan en esencia y se mantienen—; el porcentaje mínimo de los pocos votos
efectivos son para el partido opositor revolucionario de izquierda, el autor a
mi ver, trata de dar la idea de que los que se oponen son pocos, sin embargo, deberíamos
leer total oposición en la votación en blanco, porque quiere decir que ni siquiera
la supuesta oposición, es una opción viable para gestar la dirección de determinado
cargo público.
He aprendido en este oficio
que los que mandan no sólo no se detienen ante lo que nosotros llamamos
absurdos, sino que se sirven de ellos para entorpecer la consciencia y
aniquilar la razón.
Al respecto de esto y en una narración totalmente
personal, durante las últimas elecciones y los diferentes eventos electorales
que se vienen dando desde hace más o menos 10 años, siempre he optado por
anular mi voto, yo lo había visto como protesta que debería impulsar el renunciar
a todos los agentes políticos actuales y dar paso a gente nueva realmente, sin
embargo, el porcentaje de ese fenómeno no es alto como en la novela que nos
ocupa, siempre me sentí bien ejecutando esa dinámica de no votar por nadie,
porque así el gobierno no me representaba, por lo tanto sus decisiones no eran
eco de mis deseos, necesidades y enfoques nacionales; sin embargo, para la última
elección en la que ganó el primer presidente millenial que se tiene en la región
centroamericana, opté por darle el voto al partido de izquierda, tratando de
colaborar dando peso a una de las opciones del otro lado de la balanza, fue el
menos votado y las ultimas intervenciones de ese partido a nivel de asamblea
legislativa deja todavía en peor estado de opinión el papel que hasta mediados
de la década anterior se suponía que habían desempeñado. Triste. Pero al menos
ese egocéntrico, autoritario, tonto e incapaz millenial no me representa.
En realidad sí me gustaría ver la reacción
que una nulidad de votos haría en determinada sociedad, hasta el momento no he
investigado al respecto, pero estaba pensando en nuestro país, y creo que no haría
el efecto buscado con la nulidad, es probable que los resultados de poco
porcentaje de población dieran un veredicto de dirección efectivo, deberían de
anularse la representación del gobierno por un fenómeno así y buscar
alternativas viables, debería de dar la idea de una anarquía, que es utópica, pero
que sería ideal: en la que las leyes fueran organizadas y revisadas por
absolutamente todos puntualmente, es una ideal un poco tonto quizá, pero me gustaría
experimentarle en alguna medida algún día.
Sí, somos como un pez
enganchado al anzuelo, nos agitamos, tratamos de desprendernos, damos tirones
del hilo, pero no conseguimos comprender por qué un simple pedazo de alambre
curvado ha sido capaz de prendernos y mantenernos presos, quizá nos soltemos,
no digo que no, pero nos arriesgamos a que el anzuelo se nos quede atravesado
Como sea, ya ven que el fenómeno no es popular,
es decir, no somos la mayoría los que buscamos la nulidad de representación por
parte de los agentes políticos, entonces eso mismo se narra en la novela, que
un fenómeno así debería ser organizado y orquestado, no es una decisión personal
de todos los ciudadanos, sino que alguien tuvo que buscar que esos fueran los
resultados, entonces ese alguien debe tener objetivos oscuros o al menos
particulares que deben de tenerse en cuenta y buscar eliminarse; porque es un fenómeno
que no se debe dar de forma natural.
En este punto de la novela, me gustaría detenerme
para hacer énfasis y notar el título de nuestra novela, que hace referencia a
la lucidez, que puede entenderse de diversas maneras y con niveles de alcance bastante
importantes, por lo tanto me aboco a la definición de lucidez, como el alcance
de visión que es transcendental, esa facilidad o genialidad de observar algo
con tanta claridad que se nos hace fácil tomar las decisiones correctas, nos
hace ver mucho más allá de lo que regularmente podríamos alcanzar a ver,
entonces el resultado de ello, de la lucidez, es que la mayor parte de las
personas anulen su voto, vieron más allá y no tenían opción viable en la elección,
por ello votaron nulo. Esa es la lectura que yo esperaría que se le diera a un fenómeno
de nulidad, pero en el caso particular del actual gobierno de El Salvador,
tenemos un efecto parecido, el % de votantes fue de 50% más o menos, es decir,
el presidente representa a la mita de la población no a todos, eso debería de
dar paso a una investigación y tratar de buscar por qué la mitad de la gente no
ejecutó su derecho al voto, —pero no—, no se tuvo el enfoque de abordar ese fenómeno
de ausencia de votantes, que debería de ser algo parecido al voto nulo, por eso
es que la efectividad de la nulidad de voto hace dudar de sus resultados reales.
Nuestras instituciones democráticas, en toda Latinoamérica quizá, carecen de
verdadero sentido.
Sigamos con la novela, en ella sí se
plantea que todo apunta que hay un agente queriendo causar esa nulidad de
votos, por lo que se buscan todas las alternativas probables y se culpa a la única
chica que no quedó ciega hace cuatro años y a ella se culpa y se elimina, no
daré más detalle para que la trama al menos si la lean interesante cuando vayan
a leer la obra, pero importante en esta parte es destacar como el autor, refiriéndose
a un fenómeno como la decisión de votar nulo, hace referencia a que debe ser
algo orquestado, y que como humanidad no podríamos tomar esa decisión a nivel
personal e individual; eso hace referencia a nuestra facilidad de manipulación o
seducción para ese tipo de decisiones gubernamentales.
Yo anulo mi voto, pero así como para la última elección
presidencial que no lo anulé, hay mucha gente que por temor perenne de no dar
oportunidad al opuesto, no anula su voto y se lo da al “menos malo” lo cual es
un atentado también para la democracia pura, porque no deberíamos elegir al
menos malo de todas las opciones, sino que deberíamos buscar el saneamiento de
esas opciones y que hubiesen opciones reales buenas, sin embargo, caemos de nuevo
en el fenómeno de la obra de los partidos viables que se hacían supuesta
competencia haciendo al final exactamente las mismas dinámicas para con la población
y la oposición con poco % porque son los revolucionarios, en el caso particular
de El Salvador, la derecha y la izquierda, —midiendo resultados—, actuaron de
la misma manera, y el millenial en las últimas semanas ha demostrado que lleva
exactamente el mismo camino, incluso peor, por lo que urge una lucidez en nuestras
poblaciones latinoamericanas y el cambio de sistema para la dirección de
nuestros países.