Principal
fuente de la violencia en El Salvador: “La Lucha de Clases”
En el
presente ensayo se pretende plantear de la manera más objetiva, completa y
explicita posible aquél factor que para el análisis, compresión, explicación,
origen y entendimiento de la violencia juega un factor imperativo y está ligado
totalmente a ella y su desarrollo durante la historia, surgimiento y desarrollo
del estado salvadoreño como nación “independiente”. Es por muchos factores que
la “lucha de clases” es la principal causa o el principal motor de los
conflictos surgidos durante la historia en el país, son los conflictos de los
intereses de dos clases principales las explicaciones más completas para todos
o la mayoría de conflictos registrados.
El sentido
de justificación de la violencia nos remite inequívocamente al contexto social
en el que se da esa violencia, la sociedad salvadoreña así como el resto de
sociedades latinoamericanas, se encuentra profundamente segmentada en grupos
sociales, cuyos intereses son irreconciliables, lo cual genera mucha
confrontación y una permanente lucha conflictiva que se ve reflejada en el auge
de la violencia. El orden social en el que esta sumergida la sociedad
salvadoreña, es el producto de una pequeña minoría capitalista que ejerce poder
sobre la gran masa popular y refleja en todas y cada una de sus articulaciones
los intereses de esa minoría, es decir, la propia configuración de formación
del estado salvadoreño que se segmenta en éstas dos clases produce un inherente
estado de violencia por la dominación de los pocos sobre los muchos, de los
poderosos sobre los impotentes, todo ello conforma lo que se ha denominado, muy
acertadamente, como violencia estructural y que es denunciada como un desorden
establecido.
Basta con
citar algunas de las situaciones cotidianas mantenidas e impulsadas por el
propio sistema que bloquean la posibilidad del hecho de que las mayorías
satisfagan, así sea de manera elemental, sus más básicas necesidades primarias,
lo que provoca que cada tres de cuatro niños sufran algún grado de
desnutrición, una de cada dos familias carezca de vivienda propia, uno de cada
dos salvadoreños adulto sea analfabeta y que en promedio el habitante
salvadoreño apenas tiene oportunidad de acudir una vez a consulta médica básica
cada dos años.
Adicional a todo esto, la violencia estructural supone un
ordenamiento o un modo legislativo que garantice y perpetúe su desigualdad
opresiva creando mecanismos de distribución social de la riqueza e
institucionalizando una fuerza coactiva que haga que se respeten y obedezcan
esas leyes de ordenamiento, permitiendo así a los dominantes imponer los
objetivos de la sociedad entera y plantear un determinado estilo de vida como
ideal de existencia. Esta violencia no es una violencia de individuos, ni
siquiera es necesario que exista conciencia personal de ella, se trata de una
violencia de la sociedad en cuanto a su totalidad y formación como estructura
y, mientras no entre en crisis, será impuesta con una soberana naturalidad y
normalidad de la que no se tiene conciencia, la conclusión más importante que
de aquí se infiere es la más obvia: la violencia ya está presente en mismo
ordenamiento social, ya que forma parte de la planeación y construcción de todos
y cada uno de los ejes que se concibieron como ordenamiento social para la
nación salvadoreña.
La definición social de lo que es violencia constituye en
si el mecanismo ideológico mediante el cual el dominador justifica el mismo
todo aquello que condena y reproduce en el dominado. Esto nos permite explicar
o interpretar todo acto de violencia que se produzca entre los individuos de la
sociedad salvadoreña, si bien no los justifica, es de ver el trasfondo que se
tiene para cada acto de violencia, sea cual sea su naturaleza, no se puede
juzgar el asesinato cometido por un distribuidor de drogas clandestinas en el
Bronx de Nueva York con el asesinato cometido por alguien en un contexto de
desempleo, miseria, marginación, analfabetismo y hambre; por iguales que hayan
sido los actos los factores que los explican o los provocan son totalmente
distintos y deben tenerse en cuenta para su adecuada comprensión. Por ello debe
tenerse en cuenta que la violencia en el país es el resultado o una
consecuencia inevitable de la propia explotación que produce el sistema social
mismo, por lo que toma total validez la definición de Paulo Freire (1971) que
reza así:
“es la violencia del opresor la
que instaura una situación opresiva, sin que el oprimido le quede con frecuencia
otro medio para liberarse de su situación que acudir también a la violencia”
Esto explicaría la violencia latente en El Salvador como un acto reactivo por parte
de aquella mayoría oprimida que en su búsqueda de satisfacción y crecimiento,
no vislumbraron otra alternativa más que tornarse violentos contra un sistema
que promueve, garantiza y legitima su estado de miserias y vacíos.
Tal como
puede observarse y a manera de conclusión última, debe tenerse totalmente en
cuenta y muy bien explicado, el entorno en el que se da cada acto de violencia,
por igual que sea el acto que se comete por el individuo, debe tenerse en
cuenta toda la situación contextual de cada uno de los individuos para poder
emitir un juicio que sea válido y certero socialmente.
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