miércoles, 2 de enero de 2019
Propuestas/Posturas Teóricas de Antropología Económica
Punto de partida para el surgimiento de las perspectivas teóricas en Antropología económica.
La necesidad de una verdadera, concisa y pertinente base teórica para la adecuada institucionalización de una antropología económica, nace a mediados de siglo XX, al evidenciarse la masiva cantidad de datos empíricos producto de las intervenciones y participaciones de los antropólogos en sus prácticas e investigaciones de campo, que permitían vislumbrar todos aquellos aspectos sociales, conductuales y culturales particulares de cada etnia o grupo analizado, más no así una verdadera economía; es en la búsqueda de la integración holística por parte de los resultados antropológicos que se tenían presentes, como nace la necesidad de definir, describir, analizar, interpretar y comprender, todos aquellos aspectos pertenecientes a éstas culturas no occidentales, siendo el eje económico, de suma importancia y relevancia, las culturas contemporáneas a los primeros estudios realizados, habían nacido ya en el eje estructural social que estaba cimentado o guiado por todas las implicaciones económicas que el sistema ideológico demandaba, adicional a los aportes teóricos referidos, por Marx y Engels, por mencionar a los más importantes, así como los estudios novedosos que estaban en boga, llevados a cabo por profesionales de la talla de Malinowski y todas sus conclusiones y revelaciones en las islas Trobiand, ponen de manifiesto la necesidad de una verdadera rama en la ciencia antropológica que verificara y dejara completamente determinada la parte económica de las culturas analizadas, grupos sociales que hacían referencia o se tenían como ejemplo vivo de los albores de la humanidad en su ocupación del planeta. Es la definición del comportamiento real de cualquier individuo ante las exigencias sociales de sobrevivencia y desarrollo las que se perfilan como principales impulsadoras de la interacción económica, naciendo como un puro intercambio y “evolucionando” hasta los complejos sistemas existentes durante la historia de la humanidad (Firth, 1974).
4 grandes líneas de debate que dan paso a las distintas perspectivas teóricas en antropología económica.
La aplicabilidad o singularidad de la teoría económica clásica que es base y principal herramienta rectora del capitalismo industrial aplicado a sociedades o grupos humanos no occidentales y no capitalistas (Firth, 1974).
La aplicabilidad o no de definir a las características “culturales” como regidoras de la actividad económica, y el hecho de que éstas, estén determinadas o condicionadas a la particularidad histórica vigente en el grupo de análisis, o la dependencia total de factores exógenos —la mayor parte del tiempo determinados por la propia naturaleza o sistema biológico— condicionantes y estimuladores de toda actividad de tipo económico experimentado por cualquier grupo social (Llobera, 1981).
La inclusión de las posturas económicas capitalistas definidas por Karl Marx y el uso adecuado de los conceptos del “materialismo” definieron de una manera más adecuada, completa y lógica, todas las pretensiones teóricas que hasta el momento se tenían en la denominada “ecología cultural” que intentaba dar una perspectiva a los fenómenos económicos evidenciados en todas las sociedades basándose en evidencia tangible y el corpus teórico económico que se tenía gracias a Marx y todas sus herramientas conceptuales adaptadas (Llobera, 1981).
El abordaje del tema económico visto como una “economía cultural”, es la aplicación o visualización de forma relacional u holística de la distribución y no solo de la producción, ésta distribución estará correlacionada con todas las fuerzas sociales presentes en el proceso, así como la estructura sometida a las particularidades de la naturaleza (entorno) y la historia (costumbre/tradición), esta forma de tomar los problemas económicos es la postura impulsada por Gudeman y que actualmente se tiene presente para el mejor análisis de determinadas situaciones dentro de la antropología económica (Llobera, 1981).
Formalistas y sustantivistas.
El debate entre los teóricos que apoyan las posturas denominadas “formalistas” y aquellos que han sido catalogados como “sustantivistas” es básicamente el encuentro entre los que apoyan la aplicación de todas las teorías, definiciones y herramientas conceptuales nacidas de la teoría económica clásica a todos los sistemas económicos que puedan inferirse en cualquier grupo social determinado, aunque no sea occidental-capitalista, versus, aquellos que consideran que debe darse un trato singular a esos fenómenos “económicos” presentes en otras sociedades y que no se puede absolutizar todo el conjunto de leyes y teoremas que nacen de la teoría clásica económica, puesto que es un sistema particular que no da paso a una generalización (Molina & Valenzuela, 1976).
Pueden notarse dos periodos claramente enmarcados con las correspondientes posturas a través del tiempo, un primer planteamiento encabezado por Herskovits y Firth por el lado de los formalistas y la aplicación o prestación universalizadora de verificar una ley que fuese aplicable a todo sistema social económico, frente a Thurnwald y Malinowski quienes tenían bien marcado el particularismo de cada grupo social y las características singulares de una dinámica económica, si es que ésta existe y puede segregarse de todo el conglomerado de características sociales presentes en el grupo, todo ello para los años 40 y luego en los 60 un nuevo abordaje de la temática económica, esta vez protagonizada por Leclair, Schneider y Burling frente a Polanyi, Dalton y Sahlins. Todo ello da como resultado un conjunto de posturas y constructos teóricos que permiten una mejor visualización del carácter económico presente en las diferentes poblaciones humanas, y la refutación o validación del concepto que se buscaba institucionalizar desde la economía como lo era el “Homo Economicous”, término que hacía referencia al hecho de considerar al hombre predispuesto a desempeñar una actividad económica, apegada a toda la construcción clásica, fuese cual fuese su entorno cultural y su contexto medio ambiental (Molina & Valenzuela, 1976).
Corriente francesa marxista
La corriente francesa marxista, es una tercera postura, aparte de las concepciones formalistas y sustantivistas, ésta corriente de pensamiento propone básicamente la complementariedad de las ideas sustantivistas, es decir, niegan rotundamente la aplicabilidad de las leyes y parámetros explicativos nacidos a partir de la economía clásica y que pueden definirse universalmente, y complementan la postura sustantivista, en la cual se debe analizar particularmente las instituciones y dinámicas evidenciadas en cada grupo de forma singular, pero apoyándose en los conceptos elaborados por Karl Marx, sobretodo en la dualidad contraria presente en todos y cada uno de los aspectos sociales, la dialéctica es la herramienta principal que podrá brindar una verdadera lucidez a todo fenómeno que sea revisado, siendo la determinación del carácter económico basado en el materialismo o en el idealismo, uno de los debates más importantes y que mayor participación generaron en el mundo intelectual (Llobera, 1981).
Materialismo cultural (Harris) y el simbolismo cultural (Sahlins)
La postura del materialismo cultural hace referencia o da un papel principal, al ecosistema o contexto de realidad en el que se desarrolle determinado grupo social, es decir, el grupo social está delimitado por las características externas a su núcleo de conformación y no depende, de manera importante, de la ideología, cosmovisión o cualquier otra faceta abstracta humana, sino de la adaptación de los medios que se tengan disponibles al entorno en el que se esté participando. Es el entorno el que condiciona, estimula y permite todos y cada uno de los avances o dinámicas tecnológicas que se vivan en determinado grupo social (Llobera, 1981).
La determinación o condicionante principal de una cultura por parte del entorno, tal como lo asegura el materialismo en su forma más pura, deja limitada a la capacidad de expresión abstracta del ser humano, y relega a la cultura a un simple orden instrumental o manera de emulación de una simple adaptación al medio en el que se tiene participación, este carácter limita las diferentes expresiones cosmológicas y artísticas presentes en todas las culturas. El simbolismo cultural es una corriente que basa todas las interacciones humanas como producto de la capacidad inherente al humano como lo es la creación de símbolos y la manera en que todas las acciones humanas, si bien están condicionadas por el entorno, conllevan un parte de consciencia que determina la bondad o aceptación para el grupo o bien el desprecio, el tabú y evitar determinada acción, sino bien por sus consecuencias directas, por su significado contrario social que se tiene presente (Llobera, 1981).
Planteamiento sintético de Gudeman.
Fuera de la dialéctica sobre los fundamentos de existencia por parte de la economía y en la búsqueda de una alternativa diferente que no deje segmentado el actuar de determinado grupo entre las bases materialistas e idealistas que se han determinado en los puntos anteriores, éste autor propone una de las explicaciones o maneras de comprender la economía que más se ajusta a los vacíos evidenciados en las posturas completamente parciales entre el materialismo y la ideología, Guderman propone ver el fenómeno como una tipología o aspecto cultural, se debe ver la “economía cultural” como un sistema dinámico que no está sujeto a estructuraciones previas, mucho menos de tipo endógeno, de esta manera las relaciones materialistas pueden ser perfectamente alteradas o adaptadas según la predisposición de los sujetos protagonistas en el proceso, así mismo permite evitar los sesgos o vacíos explicativos que podrían tenerse al tomar estrictamente la visión marxista para esperar identificar una estructura evolucionante y autogeneradora de carácter universal, mantiene la posibilidad de tener presentes las particularidades autónomas en cada grupo, con ello se permite una visualización mucho más apegada a la realidad que tendrá como base teórica los fundamentos de producción–distribución, que son los factores comunes básicos que permiten definir y explicar, casi de manera completa, una economía determinada (Llobera, 1981).
Referencias Bibliográficas.
La opinión de un antropólogo. (Firth, Raymond [Comp], 1974, págs. 54-94)
El debate formalistas-sustantivistas. (Molina & Valenzuela, 1976, págs. 47-53)
Entre el Materialismo y el Culturalismo. (Llobera, Josep R. [Comp], 1981, págs. 9-32)
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